Este último fin de semana fue simplemente fantástico. El mejor amigo de mi pareja nos invitó a su 40 cumpleaños. Éste se celebró en una preciosa finca ubicada en la mágica carretera que se extiende desde Valldemossa a Deiá. La finca fue restaurada y actualmente se alquila para eventos. De hecho, esta es una de las ventajas de invertir en bienes inmobiliarios en Mallorca: como dueño siempre puedes alquilar tus propiedades obteniendo siempre unos buenos dividendos pues la demanda de acomodación de lujo sigue in crescendo. Es viernes por la tarde y estamos de camino al cumpleaños. Desafortunadamente, llegamos un poco tarde y los invitados que han llegado antes han podido elegir pasar la noche en vagones de tren, originales de París, reformados y colocados en el terreno perteneciente a la finca, perfectamente integrados en el imponente escenario de naturaleza pura, a modo de installation. Con este escenario, es emocionante la sensación de estar viviendo una película! Pues bien, por llegar tarde no quedan vagones pero nos asignan una acogedora habitación con baño ensuite y vistas preciosas al campo y resto de la finca. Dejamos nuestras maletas y nos unimos al resto de invitados que en el porche ya estaban degustando un vino de la tierra antes de entrar en la casa a dar buena cuenta de una rica cena: sopa caliente con marisco y “Esclata sangs” (setas locales de temporada o también llamadas lactarius deliciosus en latín), pasta con bogavante, salsas, vinos: todo de primera calidad. El cocinero es a la vez un famoso cantante así que después de cenar decidimos canturrear algo hasta que algunos deciden irse a la cama y así poder disfrutar de las excursiones programadas para el día siguiente. Otros, los búhos nocturnos, se quedan charlando y bebiendo hasta altas horas de la noche.
Son las 11:30 de la mañana y el resto de invitados va llegando a la finca, así que ya estamos todos (menos los que se quedaron hablando hasta tarde!) preparados para que un experto en las montañas mallorquinas nos guíe por los parajes de la finca. De hecho en la finca hay 5 miradores con impresionantes vistas a la sierra de Tramuntana y al mar, y vamos explorando y parándonos a disfrutar cada uno de ellos mientras el guía nos habla de la fauna y flora locas. Sobre los olivos nos cuenta que aparte de una variedad local de olivo, también existe el “acebuche” , (olea europaea var. Sylvestris), un tipo de olivo mas pequeño y salvaje. Ancestro del olivo local del cual se diferencia por sus hojas mas redondeadas, pinchos en sus ramas así como un fruto más pequeño, viene a parecerse más a un arbusto. Esta especie atrae especialmente a los granjeros, que lo consideran más fácil de cultivar que otros de su especie. Otro dato interesante que nos indica nuestro guía es que en Mallorca están desapareciendo los robles pues las cabras se los comen cuando éstos son jóvenes, impidiéndoles crecer. Hasta tal punto ha llegado esta situación que se organizan competiciones de caza de cabras a cambio de sumas de dinero, está claro que no es la solución mas ecológica ni la más inteligente. No solo es la temporada de setas en Mallorca, es la temporada del madroño…… Si alguna vez tienes la oportunidad te recomiendo que pruebes la gelatina de madroño…un delicioso manjar para el desayuno. Esto nos recuerda que es la hora de comer, en la casa nos espera un rico aperitivo a base de aceitunas, almendras y coca de trampó. También se sirven bebidas antes de que disfrutemos de una barbacoa con ensalada…..y los organizadores tienen más sorpresas preparadas para nosotros: sugieren que cada uno coja una linterna y se dirija a los acantilados a ver la puesta de sol para luego, ya de noche, cruzar el bosque hasta llegar a una zona de baile integrada en los encinares. Rodeados de naturaleza e iluminados por bombillas camufladas entre la maleza, el ambiente no puede ser mas mágico y acogedor. Bailamos, bebemos y reímos hasta que avanzada la noche volvemos a nuestras habitaciones siguiendo el camino de lucecitas que nos guía a través del bosque. Un gran 40 cumpleaños!.