La historia de El Terreno es de las mas curiosas de la ciudad. Nace este barrio a raíz de algunas catástrofes acaecidas en la vecina ciudad de Palma, y digo vecina porque esta zona no se consideraba propiamente ciudad, sino extrarradio. El barrio del terreno fue fruto de un éxodo masivo de los habitantes de Palma hacia las afueras como consecuencia de la Fiebre amarilla en 1821. Pero la zona no dejaba de ser una serie de barracas de madera en el bosque, un refugio de los que huían de la ciudad. Cuando verdaderamente se empezó a edificar fue a partir de los años 30. El barrio estaba conectado con la ciudad por un tranvía de mulas y hasta bien entrados los años 50 era el único acceso a la zona de Andratx. Alrededor de esa carretera se fué articulando una vida de barrio, con sus comercios y plazas, sus bares y personajes .Llego el pintor Santiago Rusignol desde Cataluña y escribo a Joaquin Mir describiendo el barrio de El Terreno como el paraíso desconocido en el mediterráneo. Y desde entonces empezaron a acudir los que querían vivir la Mallorca mas mediterránea y algo rural sin perder la cercanía de la ciudad. Los nuevos habitantes huían de la señorialidad del casco antiguo y buscaban un barrio de veraneo de vida familiar y tranquila. Se comenzaron a construir casas con huerto y corral, a la vieja usanza, casi todas ellas con vistas al mar y las mas privilegiadas con acceso a este. Hoy en día es difícil encontrar una de esas villas en buen estado pero sobreviven como joyas del pasado en algunas calles traseras del barrio. Villas que denotan la influencia Europea en sus construcciones. Entonces llego Ava Gardner, Benedetti, Robert Graves y Errol Flynn, cuyo yate atracaba frente a la terraza de su casa en primera linea de mar. En fin, poco a poco el barrio se fue convirtiendo en la zona de moda de Europa. Hoy en día todos los lugares emblemáticos ya no están o están cerrados pero en su día Ava Gardner brindaba en el Joe´s con el mejor dry martini de la ciudad y unos años mas tarde Jimy Hendrix estampaba una guitarra en el techo del Sargent Peppers. Mario Benedetti dedicaba poemas a los marinos americanos y el gran Xavier Cugat dirigía su orquesta en la mejor sala de fiestas de España: Titos. Quedan restos de la tranquila vida de barrio, como el Hostal América o La Posada de Bellver y poco a poco se va revitalizando esta zona y restaurando sus antiguas villas. Afortunadamente los hay que valoran ese bouquet que tiene el barrio y deciden comprar casas para reformarlas y vivirlas y rescatar así el antiguo espíritu del terreno, una joya Mediterránea y bohemia a pocos km de Palma.