La temperatura siempre es un poco mas fresca en el idílico y romántico pueblo de Valldemossa, donde he tenido la suerte de pasar un mes en una casa familiar, en las afueras del pueblo. Está amaneciendo y me siento muy, muy afortunada de poder observarlo desde la Ermita de Valldemossa. Ubicada en la carretera que va desde Valldemossa a Deiá ,en el kilometro 69,9, justo en frente del restaurant Can Costa, toma la cuesta que va hacia arriba a mano derecha y sigue caminando 15 minutos hasta llegar a ella. Esta ermita fue construida a finales del siglo XVII y durante años sus anfitriones, monjes Ermitaños, ofrecían miel, alcaparras y olivas a cambio de las limosnas que les traían los senderistas que iban llegando. Esta zona de Mallorca es especialmente mágica: las montañas, el mar, y esta luz tan especial…no es de extrañar que haya atraído e inspirado a gentes de todos los tiempos y gremios, como al escritor Ramón LLull a buscar la iluminación, al Archiduque Luis Salvador, que después de enamorarse de la zona, compró el monasterio de Miramar y otras propiedades, y a personajes como el actor Hollywoodiense Michael Douglas, que compró la finca S´Estaca. Hoy en día existen algunas limitaciones legales a la hora de construir nuevas propiedades en esta zona, principalmente porque se declaró la Tramuntana como patrimonio de la humanidad. Afortunadamente, nosotros tenemos una preciosa propiedad en venta que curiosamente en sus orígenes eran los antiguos establos de los monjes de la cartuja, reconvertidos en el siglo XIX en una villa de estilo modernista. Ubicada en las afueras de el pueblo, con un generoso terreno y unas vistas espectaculares a la Tramuntana, la propiedad se puede distinguir en lo alto de la montaña desde el pueblo por sus dos torres. Ver link:https://uniquevillasmallorca.com/property/magnificent-villa-for-sale-in-valldemossa/
Ha llegado la hora del desayuno, y decido subir al pueblo a encontrarme con mi prima en Can Molinas. Charlamos un rato frente a un café con leche y una coca de patata, un postre de sabor dulce, típicamente local y elaborado realmente con patata!! Mi prima, que vive aquí todo el año me cuenta que la receta es secreta y que ha pasado de generación en generación. Dicho de otro modo, para un mallorquín, es básicamente un delito visitar Valldemossa y no comerse una coca de patata. Luego le pido a mi prima que me guíe a través de las callejuelas empedradas y disfruto viendo sus coquetas casas de pueblo, con paredes de piedra cuidadosamente decoradas con geranios, helechos y otras flores locales que se asoman desde sus macetas. Ya son las 12, la hora perfecta para bajar a la Marina de Valldemossa a tomarnos un baño refrescante. Compramos unos bocadillos y subimos al coche y aunque la carretera es sinuosa y sé que la playa estará cubierta de algas marinas, disfruto del viaje y de las aguas de propiedades curativas que bañan la costa noroeste de Mallorca. A la vuelta, mi prima me pide que tomemos algo en la exclusiva terraza del Hotel Valldemossa y nos damos el gusto de disfrutar de un Martini Rosso mientras observamos el mágico pueblo, a nuestros pies, cubierto de exóticas flores y rodeado de montañas imponentes.El tiempo vuela…. incluso en el paraíso. Ya ha atardecido y es el momento perfecto para disfrutar de uno de los conciertos de verano que se celebran en el patio de la cartuja de Valldemossa. Consulto la programación y veo que todavía tenemos una hora antes de que empiece el concierto así que me tomo un rato para caminar por los laberínticos y perfectamente recortados setos de la cartuja de Valldemossa, que se hizo famosa cuando en el siglo XIX (1838-1839) el músico y compositor Frederic Chopin y su amante la escritora George Sand alquilaron una de sus celdas. Hoy en día muchas parejas escojen este lugar mágico para unirse en matrimonio. La música comienza y Chopin nos hace vibrar. Sublime.